Antonio Machado

Antonio Machado

sábado, 12 de enero de 2008

ASÍ FUE DEPURADO ANTONIO MACHADO

Fue expedientado tras su muerte
JOSE LUIS CANO
05-10-1976 El Servicio de Publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia ha iniciado una llamada Colección de Expedientes administrativos de grandes españoles, cuyo primer volumen, en gran formato y edición de lujo, contiene, reproducido en facsímil, todo el expediente académico y profesional de Antonio Machado, como contribución al centenario del nacimiento del poeta. La idea de esta colección nos parece excelente, ya que permitirá poner a disposición de los lectores e investigadores documentos curiosos y útiles para la biografía de figuras gloriosas de nuestra cultura, viejos papeles que suelen dormir, olvidados, en los archivos de nuestros ministerios y organismos oficiales.Este primer volumen consagrado al autor de Campos de Castilla lleva un prólogo de don Juan Velarde Fuertes -a quien se debe el proyecto de la colección- y dos trabajos previos: un penetrante ensayo de Luis Rosales sobre la poesía de Machado, y un Epílogo administrativo sobre un recuerdo de Antonio Machado, de don Angel Cerrolaza, colaborador de la edición. Lástima que el prólogo del Sr. Velarde, escrito en el mejor estilo falangista de los años cuarenta, pretenda, a estas alturas, rescatar al poeta para la Falange y el franquismo. La intervención puede ser buena, pero llega algo tarde. «Creo -escribe el Sr. Velarde- que la publicación de todo el expediente machadiano, por orden de un ministro que en los momentos difíciles gusta de poner en su solapa las flechas yugadas sobre los dos luceros de Consejero Nacional, es un honor que yo, como falangista con jerarquía de Gobierno, recojo». Luego el Sr. Velarde nos cuenta que el 20 de noviembre de 1975 hubo de interrumpirse unos días la impresión del libro en la imprenta donde se tiraba, para dar paso a la urgente edición del Testamento de Franco. El señor Martínez Esteruelas, entonces ministro, y el señor Velarde, hasta hace poco secretario general técnico del Ministerio, visitaron la imprenta en tan sonada ocasión. «Allí, mezclados -relata emocionado el señor Velarde- estaban hojas con las palabras de Francisco Franco y pliegos del libro sobre Antonio Machado. Confieso que me conmovió, y sobre todo porque yo, de algún modo, era autor de aquella convivencia. Y termina el señor Velarde su breve prólogo: «Creo que al conocer don Antonio el texto escrito por Franco, habrá pensado, al menos, como José Luis López-Aranguren sobre este mensaje, que nos da una imagen distinta de Franco, y que sin duda, Franco no era una persona vulgar.» Espero que mi amigo José Luis Aranguren, quien no creyó nunca que el famoso mensaje lo escribiera Franco, proteste por el uso que hace el señor Velarde de unas declaraciones suyas a un periodista. Por mi parte, pienso que ese empeño que pone el señor Velarde en reconciliar a Antonio Machado con Franco lleva también tarde, además de ser inútil. En su soneto, A otro conde don Julián dejó Machado escrito para siempre, con versos imborrables -y naturalmente prohibidos en España- el juicio que le merecía el vencedor de la guerra civil. ExpedienteVolviendo al expediente machadiano que ahora ve la luz aunque no aporta grandes novedaddes sí contiene algunos datos de interés para la biografía del poeta. Por ejemplo, se reproducen en facsímil todos los ejercicios que realizó Machado en las oposiciones a cátedras de francés de Instituto en 1906, y entre ellos unos «Breves apuntes sobre el francés de La Chanson de Roland». Las vacantes eran siete, Machado quedó en quinto lugar, y entre las vacantes que quedaban al llegar su turno, que eran Soria, Baeza y Mahón, escogió la primera. ¿Por qué Machado, andaluz, prefirió una ciudad tan lejana y fría como Soria? Cuenta Angel Lázaro que cuando los amigos le hacían esta pregunta solía contestar el nuevo catedrático: «Yo tenía un recuerdo muy bello de Andalucía, donde pasé feliz mis años de infancia. Los hermanos Alvarez Quintero estrenaron entonces en Madrid El genio alegre, y alguien me dijo: Vaya usted a verla. En esa comedia está toda Andalucía. Fui a ver El genio alegre. Y me dije: si esto de verdad es Andalucía, prefiero Soria. Y a Soria me fui.» Bastó una primera visita a Soria, en mayo de 1907, para que el poeta se enamorara de la ciudad del Duero, pero lo que no sabíamos era que su amor a Soria no le impidió pedir, muy pronto, el traslado a otros institutos. El expediente nos revela que un año después de tomar posesión de su cátedra soriana, en 1908, concursó, sin éxito, a las plazas de los institutos madrileños «Cardenal Cisneros» y «San Isidro». Dos años, más tarde, en 1910, ya casado el poeta con Leonor, nuevo fracaso al concursar a la vacante del Instituto de Barcelona, aunque era ya el autor de Soledades, Soledades. Galerías y otros poemas. Cuando en 1912, muerta ya Leonor, pide el traslado a la cátedra de Baeza, hace constar estos méritos: «Académico de número de la academia «La Poesía Española", elegido por unanimidad el 10 de noviembre de 1910, colaborador de El Imparcial, El Liberal, La Lectura, La Tribuna, autor de Soledades, Soledades, Galerías y otros poemas, Campos de Castilla. su objetivo, y en Baeza estuvo hasta que, en 1919, logró por concurso la cátedra de Segovia.El volumen se cierra con cuatro facsímiles de documentos relativos al expediente de depuración de Machado al terminar la guerra civil, aunque sorprendentemente, dicho expediente no es señalado en el Indice temático que figura al comienzo del libro. Dos de esos documentos corresponden a un escrito del director del Instituto Cervantes al vicepresidente de la Comisión Central Depuradora de Madrid, comunicándole que «el profesor don Antonio Machado Ruiz, que el 18 de julio de 1936 era profesor de este Instituto, ha fallecido hacia el 10 de febrero de 1939 en el campo de concentración de Argelés (Francia), por haber huido a la mencionada nación vecina ante el avance de las tropas nacionales». Las fechas de las dos comunicaciones, que repiten lo mismo, son del 10 y el 24 de mazo de 1941. A pesar de esa comunicación -en la que hay dos errores -Machado murió, como es bien sabido, el 22 de febrero, y no en un campo de concentración, leyenda explotada por el franquismo contra el Gobierno republicano, sino en el hotel Quintana de Colliure- la Comisión Superior Dictaminadora de expedientes de depuración, en oficio del 7 de julio de 1941, propuso la «separación definitiva del servicio y baja en el escalafón respectivo» del catedrático de francés don Antonio Machado. Pero esto no parecía suficiente. El 5 de mayo del mismo año, la Comisión Depuradora que actuaba en el Ministerio de Educación resolvía proponer de nuevo «la separación definitiva del servicio a don Antonio Machado con la pérdida de todos sus derechos pasivos». La saña depuradora con un muerto que no podía protestar, y que era, además, el poeta español más grande de su tiempo, llegaba a esos extremos en la España de 1941. Justo es reconocer que el señor Velarde se queja en su prólogo de esa saña ministerial, y que a él debemos la edición de este interesante documento.

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